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viernes, 17 de octubre de 2008

Sucre 2009, Bicentenario del 25 de Mayo de 1809

El grito Libertario del 25 de Mayo realiza sus primeros preparativos emancipadores desde la Audiencia de Charcas a principios del año 1809; cuando algunos líderes sociales se convencieron de que debían luchar contra la realeza española. Meses más tarde, el pueblo comenzaría a gestar las ideas emancipadoras.

Miércoles 24 de mayo por la noche, el Regente de la Audiencia Señor José de la Iglesia, convoca en forma extraordinaria al Tribunal a su domicilio, donde se toman medidas de precaución para conservar el orden y las garantías, puesto que una vez por todas el pueblo representado por sus ministros y cabildantes había resuelto el gran problema de sus derechos.

Jueves 25 de mayo por la mañana, los ánimos habían comenzado a caldearse desde muy temprano; la población, íntimamente, quizás percibía la magnitud de los acontecimientos que sucederían esa histórica jornada.

Esa mañana, los ánimos habían comenzado a caldearse desde muy temprano; la población, íntimamente, quizás percibía la magnitud de los acontecimientos que sucederían esa histórica jornada.

En los corrillos de la magna Universidad se incubó la rebelión. Los estudiantes, seguidos por el pueblo, exigieron la liberación de Zudáñez y la renuncia de Ramón García Pizarro, presidente de la Real Audiencia y gobernador de Chuquisaca.

Ese mismo día Pizarro dictamina varios mandamientos de prisión, con rígidas expresiones contra varias personas, aunque solamente cae detenido el Dr. Jaime de Zudáñez “abogado de los pobres”, y la gente se alborota con el aviso desesperado del heroico ciudadano: ¡favorecedme, me llevan al patíbulo!. Esta fue la voz exaltada de Jaime de Zudáñez, quien en enero ya había protestado por la pretensión de la princesa Carlota de Borbón de anexar Charcas a la corona del Brasil. El hecho cala hondo en los alrededores de la Plaza 25 de Mayo, principalmente en las aulas de la Universidad de Charcas.


Con motivo de esta prisión, el pueblo se presta para combate al son de las campanas del Templo de San Francisco denominada ahora "Campana de la Libertad", que alarma al pueblo el que afluye a la plaza principal para reclamar la libertad de Zudáñez. El pueblo parecía tranquilizarse y que así terminaba todo, más, para los patriotas se iniciaba recién el gran drama de la guerra de la independencia.

Y sucedió lo que tenía que suceder, el pueblo se alborotó y en la ciudad hubo gran movimiento de gente que acudía a la plaza principal y a la Audiencia. Muchos se subieron a los campanarios y comenzaron a echar a vuelo las campanas; otros prendían fogatas en las calles.

Desde la Audiencia disparaban cañonazos y descargas de fusilería para amedrentar al pueblo. Pizarro ordena la libertad de Zudáñez, pero ya el pueblo se había amotinado y atacaron la Audiencia y tomaron preso a Pizarro a eso de las 3 de la mañana del día 26 de mayo; salió escoltado por la muchedumbre y conducido por los revolucionarios. “Nadie salió herido, no se derramó una gota de sangre”, relata Gabriel René Moreno. Aunque otros autores relatan que hubo sangre de heridos, aproximadamente entre 36 personas; lo que llamaron como: “el bautismo de sangre que los hijos de Chuquisaca brindaban por la libertad americana”

Como símbolo vivo de ese glorioso episodio de la historia, en lo más alto de la iglesia de San Francisco continúa en pie la Campana de la Libertad, cuyos ecos retumban en silencio cada 25 de Mayo.

Fuente:
http://www.bicentenario.bo/1.php

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